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Junto a sus colegas en una llamada de Zoom, la becada del KAICIID Wiwin Rohmawati describió cómo se propuso ayudar a las mujeres budistas, cristianas y musulmanas vulnerables durante la pandemia ocasionada por el COVID-19 en Indonesia.

"Las mujeres se enfrentan a una doble carga cuando tienen que trabajar desde casa", comentó Rohmawati. "Hacen el trabajo doméstico y también acompañan a sus hijos a la escuela desde casa, así que tienen muchas cosas que hacer. Por supuesto, esto provoca estrés o problemas de salud mental a muchas mujeres".

Cuando Margaret Hoffman falleció la pasada primavera, sus restos mortales fueron trasladados desde California hasta su ciudad natal, en Wisconsin, y enterrados en la parcela que ella misma había elegido hace años. Se celebró una breve ceremonia cristiana y los asistentes cantaron el himno "The Old Rugged Cross" a petición suya. En muchos sentidos, todo sucedió exactamente como estaba previsto.

Ante una pandemia mundial y los crecientes llamamientos a la violencia contra las comunidades minoritarias, el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, emitió un llamamiento mundial en mayo del año pasado para detener el discurso de odio relacionado con el COVID-19.

En aquel entonces, la primera ola de la pandemia ya había instigado lo que Guterres llamó "un tsunami de odio y xenofobia, chivos expiatorios y alarmismo" en países de todo el mundo.

Tras una guerra devastadora, la República Centroafricana (RCA) se ha visto sumida en una nueva crisis. Su presidente ha ganado cinco años más en el poder, pero una nueva coalición de grupos armados continúa lanzando ataques en todo el país, infligiendo aún más traumas a la población civil, después de décadas de agitación.

Cada día en Myanmar, miles de ciudadanos birmanos comprueban sus teléfonos para ver las actualizaciones de los medios sociales y las noticias. Sin embargo, lo que se ha convertido en una acción aparentemente rutinaria en la mayor parte del mundo, ha provocado años de violencia brutal y conflictos dentro de las fronteras del país.

Aunque había grandes esperanzas de paz y libertad bajo el gobierno civil que se estableció en el país en 2011, en Myanmar se ha dado un aumento de los discursos de odio y la desinformación dirigidos a las comunidades religiosas y étnicas.

Los ciudadanos de Beirut ya se habían enfrentado al colapso económico, a la agitación política y a una pandemia mundial, cuando una explosión masiva arrasó la capital del Líbano hace tan solo cinco meses.

La detonación de nitrato de amonio en el puerto local el 4 de agosto emitió una onda expansiva supersónica, arrasando casi el 30% de la infraestructura de Beirut y rompiendo las ventanas de vidrio en hasta nueve kilómetros a la redonda.

La República Centroafricana se encuentra en una encrucijada. Después de años de inestabilidad, sus ciudadanos van a las urnas el domingo para votar en las elecciones presidenciales y legislativas. El voto es fundamental para el futuro del país, ya que el espectro de derramamiento de sangre pende sobre el resultado.

Como él mismo describe, el rabino Alex Goldberg ha hecho ingeniería inversa en su carrera. Con un currículum con una extraordinaria lista de proyectos, incluyendo el de presentador de radio de la BBC, activista de los derechos humanos, directivo empresarial y abogado, obtuvo su educación rabínica después de ser nombrado capellán de la Universidad de Surrey.

Hoy en día, es el primer y único rabino en el Reino Unido que se ha convertido en capellán coordinador en una universidad importante, un puesto que, tradicionalmente, era competencia de la Iglesia de Inglaterra.