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En 2005, el compromiso del cardenal Onaiyekan con la paz y la desescalada tuvo que pasar una dura prueba. Acababa de recibir la noticia de que un periódico danés había publicado una serie de caricaturas satíricas del Profeta Mahoma, que causaron una conmoción en Nigeria y provocaron cientos de víctimas en un violento levantamiento entre las comunidades cristiana y musulmana del país.

En el contexto de las Consultas Regionales Europeas Interreligiosas del G-20, Jeff Simon y Rachel Bayani, de la Oficina de la Comunidad Internacional Bahaí (BIC) de Bruselas, analizan el modo en el que las comunidades religiosas pueden contribuir a la política internacional, en particular a los discursos dirigidos al fomento de la prosperidad y la justicia mundiales.

Cuando se trata de un conflicto, la religión ocupa un lugar paradójico en la imaginería de la gente.

Los agentes religiosos reconocen que ellos y sus comunidades religiosas a menudo se equivocan y que sus creencias se han torcido para alimentar el odio y la violencia.

Al mismo tiempo, los representantes de todo el espectro religioso y político creen que "cuando se trata de las crisis actuales, la religión no es simplemente parte del problema, sino que lo es de la solución".

El Embajador ONG Keng Yong es actualmente el Vicepresidente Ejecutivo de la Escuela de Estudios Internacionales S. Rajaratnam (RSIS) de la Universidad Tecnológica de Nanyang en Singapur y fue Secretario General de la ASEAN (Asociación de Naciones del Asia Sudoriental) de enero de 2003 a enero de 2008.

En honor al 75º aniversario de las Naciones Unidas, los miembros del Consejo Asesor Multirreligioso (MFAC) analizan el papel de la religión y el trabajo basado en la fe en la promoción de los objetivos de desarrollo mundial y la paz y la seguridad internacionales. El MFAC también celebrará una conferencia en línea titulada "Religión en la ONU: Conmemorando el 75º aniversario de las Naciones Unidas y mirando al futuro" el 8 de septiembre a las 8:00 am (EST), que estará abierta al público.

Cuando tenía siete años, una de las compañeras de juego de Ruth Ouazana anunció que no quería contagiarse "la enfermedad judía" de Ruth, cuyos padres eran judíos marroquíes. Como ambas eran hijas de emigrantes africanos a Francia, esa declaración maliciosa dejó a Ruth atónita.

Nang Loung Hom creció rodeada de víctimas de agresiones sexuales que vivían en un centro de rehabilitación fundado por su madre en la Birmania de los años ochenta. Después de haber vivido tanto en Londres como en Singapur, Hom reside ahora en Sri Lanka, un país que atraviesa por sus propias tensiones sociorreligiosas, no muy lejos de donde comenzó su vida. En Sri Lanka, tiene la misión personal de enfrentarse a recuerdos traumáticos de la infancia y resolverlos mediante el diálogo.