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Las representaciones de las creencias religiosas están distorsionadas en los medios de comunicación
Cuando se trata de los medios de comunicación, las comunidades religiosas tienen un problema de representación. Cuando abrimos un periódico o encendemos la televisión, es muy poco probable que veamos referencias a la religión, a menos que sea en relación a una crisis, escándalo o a un fanático descarriado que promueve el conflicto o la violencia en nombre de la religión.
Pero por supuesto, esto es comprensible. En primer lugar, los medios de comunicación colocan el valor de la noticia sobre historias que sorprenden, impactan y son oportunas. Este es el tipo de noticias que compra la gente. En segundo lugar, los periodistas trabajan bajo un marco temporal muy pequeño y con recursos limitados. Los periodistas pueden tener dificultad a la hora de encontrar una buena fuente que les proporcione otro punto de vista a la escandalosa y conflictiva noticia del día. Por ello, será más fácil que la voz más alta e impactante reciba la atención, en lugar de un líder que hace lo que se supone que tiene que hacer: enseñar la paz y guiar a sus fieles.
Está claro que los medios tienen el derecho y la obligación de pedir cuentas a los líderes e instituciones. No cabe duda de que los medios tienen el derecho y la obligación de informar sobre las “malas noticias”, incluyendo las de los líderes e instituciones religiosos. Tales informes sacan a la luz las injusticias y fuerzan a las comunidades a que auto-reflexionen y cambien. Pero en la búsqueda de la verdad, no dejemos que el árbol no nos deje ver el bosque. Los medios deberían evitar la representación errónea de comunidades enteras dejando que un puñado de voces hablen por ellas.
Se convierte en un problema cuando las historias de crisis relacionadas con la religión dominan completamente y terminan creando una serie de estereotipos que representan erróneamente a miles de millones de personas y a sus creencias religiosas. Esto da lugar a una falta de confianza y se crean sospechas entre las comunidades. Esas tensiones son las más dañinas para las vidas de los menos capaces de afectar la manera en la que sus creencias son proyectadas.
Cerca del 84% de la población mundial sigue una religión específica, según una encuesta del 2012 del Pew Research Center. Las creencias y experiencias vividas de este amplio grupo de creyentes deberían estar representadas y ser investigadas -incluso ponerse a prueba- pero de una manera que ilustre los hechos. Las historias de creyentes normales tienen que ser contadas.
Existe una necesidad de fortalecer el conocimiento y sensibilidad de los periodistas, pero también existe la necesidad de que los líderes religiosos puedan y tengan el poder de hablar por ellos mismos en los medios de comunicación y en Internet. El KAICIID, el primer organismo explícitamente interreligioso e intergubernamental del mundo, trabaja para ello. Este año, el KAICIID publicó un manual para periodistas llamado Imágenes de la fe: fomentar la representación propia en los medios de comunicación, disponible de forma gratuita y que proporciona consejos para los periodistas y expertos en diálogo interreligioso. El KAICIID también ha creado programas de formación para líderes religiosos y líderes del diálogo para ayudarles a reflexionar sobre el uso que hacen de los medios y otras fuentes de información, así como a hablar en redes sociales y a través de medios informativos.
Amplificando la voz de los líderes religiosos representativos y animando a los periodistas a estar más atentos a la elección de sus fuentes a la hora de informar sobre la religión, podemos crear una imagen más veraz de la religión. Y este resultado beneficiará a todo el mundo.