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Mujeres de fe: "Nuestras voces deben ser escuchadas"

El Estado de Plateau, que se autoproclama "hogar de la paz y el turismo" de Nigeria, se ha visto empañado por la violencia desde 2001, cuando estallaron las tensiones por la escasez de recursos.
"Fue un desastre. Más de 2.000 personas murieron, quemaron sus casas y destruyeron las iglesias y las mezquitas. La capital, Jos, se polarizó y los cristianos y los musulmanes se trasladaron a diferentes zonas", comenta Justina Mike Ngwobia sobre las divisiones entre facciones que aún existen su tierra natal.
Justina es becada internacional del KAICIID y directora ejecutiva del Movimiento de Justicia, Paz y Reconciliación, una organización interreligiosa con sede en Jos que trabaja sobre las diferencias religiosas, culturales y tribales para resolver los conflictos. Su pasión por el diálogo interreligioso e intercultural surgió cuando se trasladó de una parte predominantemente cristiana de Nigeria oriental a Jos, donde reside una importante población musulmana.
"Descubrí que la crisis era, en gran medida, consecuencia de la manipulación política: la gente manipulaba a los diferentes grupos religiosos en su propio beneficio, y esto desembocaba en conflictos violentos. Mi motivación creció cuando visité a las personas de las comunidades rurales y vi cómo sufrían y luchaban por sobrevivir", dijo.
En 2016, para ayudar a curar las heridas del conflicto existente y prevenir nuevos brotes, Justina reunió a más de 30 mujeres cristianas y musulmanas de seis comunidades en Jos North para dialogar sobre cuestiones de paz y seguridad en la región.

Este taller inicial de tres días se centró en el fomento de la confianza y la aptitud de las mujeres para consolidar la paz, en la adopción de decisiones, en el diálogo y en el análisis de los conflictos. Al final de la formación, las participantes se comprometieron a convertirse en agentes de paz y embajadoras activas en sus comunidades, así como a promover la cooperación, la comprensión, la tolerancia y el respeto mutuo entre las religiones. Al introducir a las mujeres musulmanas y cristianas en la vida y los hogares de cada una de ellas, la Red de Mujeres Constructoras de Paz de Justina ha ayudado a diluir el resentimiento persistente.
"La mayoría de las mujeres nunca habían entrado en los barrios de los demás desde la crisis de 2001. Ahora, las mujeres musulmanas y cristianas se invitan mutuamente a sus comunidades, cruzando la ciudad y yendo a la zona de las demás. Han empezado a visitar a los líderes tradicionales musulmanes y cristianos. Ahora tienen voz y dicen que están cansadas de esta crisis. Quieren aprender a vivir juntas como un solo pueblo", dijo Justina.
Desde 2016, la Red de Mujeres Constructoras de Paz se ha ampliado a 10 comunidades en Jos y sus alrededores. Han sido ya más de 65 mujeres, con edades comprendidas entre los 18 y los 50 años, las que han participado en pequeñas sesiones de diálogo íntimo y han empoderado a sus vecinos para que hagan lo mismo.
Una de las participantes comentó que la red le ha dado la confianza para contribuir de manera más significativa a la sociedad, mientras que otras destacan que las ha empoderado para alzarse y trabajar en pro de un cambio positivo.

"Si las mujeres reciben formación y tienen la capacidad de cuidar de sus familias e inculcar buenos valores a sus hijos, esos niños crecerán para ser responsables y no se convertirán en perpetradores de violencia", indica Justina. "Las mujeres son constructoras naturales de la paz. Al dar formación a una mujer, también le das la capacidad de construir una familia mejor y eso se traducirá en una sociedad mejor".
Justina trabaja ahora con la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer (ONU-Mujeres) para aumentar la participación de las mujeres en el gobierno y en los procesos de toma de decisiones en Nigeria, y ampliar su Red de Mujeres Constructoras de Paz a los estados y regiones vecinos más afectados por Boko Haram.
"Los incidentes de Boko Haram han sacudido partes del noreste de Nigeria y han provocado el desplazamiento de millones de personas en esas comunidades, y la pérdida de vidas y medios de subsistencia. Musulmanes y cristianos han sido asesinados, secuestrados y desplazados. Tenemos que abordar esta crisis a través del diálogo si queremos volver a encontrar la paz", dijo Justina.
En el estado de Plateau, los conflictos entre los pastores fulani, predominantemente musulmanes, y los agricultores cristianos también se han intensificado en los últimos años, lo que ha dado lugar a un aumento de la violencia, los desplazados internos y los discursos de incitación al odio en línea.

"La gente acude a los medios sociales y dice todo tipo de cosas en contra de otras comunidades o partidos políticos, o simplemente unos a otros. Las diferencias religiosas han invadido este ámbito, con cristianos que propagan el odio contra musulmanes y musulmanes contra cristianos", dijo Justina. "Las mujeres que formamos están añadiendo sus voces a esta conversación, diciéndole a la gente que dialogue en lugar de recurrir a la violencia. Está teniendo un impacto. Estas mujeres han ayudado a calmar las tensiones en áreas donde la violencia podría haber sido intensa".
En 2019, el Movimiento de Justicia, Paz y Reconciliación abrirá su Centro de Orientación y Conferencias para la Paz en Jos. Los cursos de capacitación del centro, de un día o de una semana de duración, estarán dirigidos principalmente a las mujeres y abordarán la resolución y transformación de conflictos, el aprendizaje interreligioso y ecuménico, la educación para la democracia, los derechos humanos y la sensibilización sobre cuestiones de género. El centro tiene como objetivo la creación de plataformas en las que las mujeres y otros miembros de la comunidad puedan dialogar juntos en busca de una paz duradera y sostenible para el norte de Nigeria.
"Las mujeres en Nigeria siempre han sido relegadas a un segundo plano, pero no podemos vernos alejadas de este proceso. Somos parte integrante de la consolidación de la paz y nuestras voces deben ser escuchadas", comentó Justina sobre sus esperanzas para el nuevo centro. A medida que la Red de Mujeres Constructoras de la Paz continúa creciendo, los llamamientos de sus miembros al diálogo interreligioso e intercultural como alternativas al conflicto violento adquieren más fuerza que nunca.

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