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La fe y el medio ambiente: Convertir el diálogo en acción
Con ocasión del Día Mundial del Medio Ambiente de las Naciones Unidas, algunos de los mayores expertos en cuestiones de medio ambiente elogiaron a las organizaciones religiosas por sus esfuerzos para combatir el cambio climático, y ofrecieron recomendaciones para una colaboración más eficiente, como el aumento del "intercambio" tecnológico y el establecimiento de plataformas que permitan que la fe y la ciencia se apoyen mejor entre sí.
El debate tuvo lugar durante el último seminario web del KAICIID, el pasado 4 de junio, titulado ‘Fe por la Tierra: Cambio climático y justicia ambiental’, que se celebró en cooperación con la Coalición de organizaciones religiosas, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD). Los participantes analizaron cuestiones ambientales urgentes relacionadas con el Programa de las Naciones Unidas para 2030 y los objetivos de desarrollo sostenible.
Entre los panelistas, se encontraban Kiran Bali, Presidente Mundial de la Iniciativa de las Religiones Unidas (URI), el profesor Roberto Manuel Carlés, Presidente de la Sociedad de Defensa Social, el Dr. Harald Egerer, Jefe de la Oficina del PNUMA en Viena, Jorge Eduardo Ríos, Jefe del Programa Mundial de Lucha contra los Delitos contra la Vida Silvestre y los Bosques de la ONUDD, y Jeffrey Sachs, renombrado economista y profesor universitario de la Universidad de Columbia.
Alianzas mundiales para el cambio climático
Los expertos señalaron que, dado que los problemas que el mundo está enfrentando por el cambio climático son de naturaleza global, requieren asociaciones globales.
Según Ríos, el planeta ha perdido el 52% de su vida silvestre en los últimos 40 años, así como 11,9 millones de hectáreas de superficie arbórea, incluidos 3,8 millones de hectáreas de bosque tropical primario, el equivalente a la pérdida superficie de bosque del tamaño de un campo de fútbol cada seis segundos. "Estos son realmente los pulmones de la tierra. ¿Cuándo es demasiado, simplemente demasiado?" cuestionó.
Egerer explicó que las organizaciones religiosas están en una posición ideal para cambiar la tendencia de la degradación climática debido a los "enormes activos" que ponen sobre la mesa. "Todas nuestras religiones, todas nuestras expresiones espirituales y nuestras tradiciones autóctonas resaltan la importancia del cuidado del medio ambiente. En un mundo en el que 8 de cada 10 personas se identifican con una tradición religiosa, podemos entender el poder que eso tiene", añadió Bali.
Según los datos proporcionados por Egerer, más de 250 organizaciones religiosas están actualmente implicadas con el medio ambiente. Representan la cuarta potencia económica, poseen el 8% de las tierras habitables y el 5% de los bosques comerciales, y participan en el 50% de las escuelas de todo el mundo. Por lo tanto, sus contribuciones a la protección del medio ambiente y a la educación sobre el cambio climático son vitales.
El PNUMA ha trabajado para aprovechar el poder de estas organizaciones religiosas a través de su iniciativa "Fe por la Tierra", llevando a los líderes religiosos a la mesa de toma de decisiones en las Naciones Unidas y alentándolos a apoyar la aplicación de los ODS.
"Queremos facilitar la creación de una plataforma interreligiosa para que contribuyan y maximicen el impacto, también dentro del sistema de las Naciones Unidas, con la visión de que hay un mundo en el que toda la creación puede vivir de modo equilibrado y no sólo los seres humanos subordinan y controlan los recursos de la Tierra", dijo Egerer.
Laudato Si': Un plan para el cuidado del medio ambiente
Los participantes indicaron que el Vaticano es un ejemplo encomiable de cómo la fe puede proporcionar soluciones a la crisis climática mundial, haciendo referencia a la carta encíclica del Papa Francisco Laudauto Si': Sobre el cuidado de la casa común.
Redactada en 2014, la encíclica pide un sentido de mayor responsabilidad ética hacia el medio ambiente, a través de una cultura de ecosolidaridad global, que se basa en el conocimiento científico de la Academia Pontificia de Ciencias.
Durante el seminario web del 4 de junio, Jeffrey Sachs pidió un mayor apoyo técnico para las organizaciones religiosas, con el fin de apoyar sus esfuerzos para combatir el cambio climático
Sachs explicó que la propia Academia Pontificia de Ciencias es una institución técnica única de la que forman parte muchas religiones, lo que es una demostración "de cómo los mundos de la fe y la ciencia pueden unirse de un modo fructífero y poderoso". La Academia incluye a científicos de distintos credos y asesora a la Iglesia Católica y al Papa sobre aspectos de la ciencia que afrontan muchos de los desafíos mundiales actuales.
Sachs cree que el establecimiento de academias y fundaciones similares bajo el paraguas de otras grandes religiones del mundo podría ayudar a las organizaciones religiosas y a los líderes religiosos en su lucha contra el cambio climático.
"Otras grandes religiones no suelen contar con instrumentos así en su beneficio - una cosa que podríamos pensar en hacer es proporcionar tal asistencia o proporcionar tales vías para el intercambio técnico".
Según Sachs, esto es particularmente importante ya que muchas de las principales religiones están pidiendo ayuda para entender la naturaleza de la crisis climática. "La voluntad está ahí. El conocimiento y la comprensión del cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y los demás desafíos que enfrentamos, requieren conocimientos técnicos y muchos líderes de muchas religiones están pidiendo ayuda para ello", afirmó.
Carlés destacó los planes del Vaticano de ampliar sus investigaciones y sus asociaciones en esta área para promover el desarrollo sostenible en todo el mundo. Durante el seminario web anunció oficialmente la creación de la Fundación Laudato Si' como culminación de los esfuerzos del Papa Francisco.
"La Fundación desarrollará proyectos de investigación e intervención para el desarrollo humano sostenible, la protección del medio ambiente y el contraste con el cambio climático", afirmó.
Convertir el diálogo en acción
Como el Vaticano, muchas comunidades de fe e interreligiosas están dirigiendo su compromiso hacia el fomento de la justicia ambiental y los comportamientos sostenibles, comentó Bali.
Sin embargo, según él mismo, promover buenos hábitos no es suficiente. Las comunidades de fe también deben efectuar cambios a nivel de políticas, estableciendo objetivos claros y mensurables, y abordando indicadores de objetivos de la ONU de la Agenda 2030.
Bali mencionó que los círculos de cooperación interreligiosa de la URI y sus aliados han intentado hacerlo desde la base, presionando a los responsables políticos locales "para que tomen medidas urgentes para mejorar y proteger nuestro medio ambiente". Los encargados de la formulación de políticas están deseosos de trabajar con las organizaciones religiosas para garantizar que podamos lograr el cambio que necesitamos", dijo.
Un ejemplo reciente en el Reino Unido, según Bali, incluye los esfuerzos para reducir las emisiones de carbono y los gases de efecto invernadero. Juntas, las organizaciones religiosas y las organizaciones civiles han ejercido presión para la reforma de las políticas. A continuación, han establecido objetivos claros, entre los que figuraban la creación de una comunidad sin emisiones en materia de carbono para 2038, el establecimiento de un fondo para el carbono, el aumento del número de estaciones de recarga para vehículos eléctricos, la ayuda a los jóvenes para organizar una cumbre sobre el clima y la formación de una comisión sobre el clima que supervise el reciclaje y la plantación de árboles.
Aunque Bali cree que todavía queda mucho por hacer, aseguró que se siente alentada por la labor que ya se está llevando a cabo, y reconoció el potencial de las comunidades religiosas.
"El trabajo se está llevando a cabo. Hemos convertido el diálogo en acción".
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