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Recomendaciones del Foro Interreligioso del G20 para la región de África. Llamamiento para actuar sobre el hambre, la deuda y el cambio climático
Dirigentes religiosos, representantes de grupos confesionales panafricanos y de organizaciones intergubernamentales, altos dirigentes políticos, expertos e investigadores se reunieron en línea ayer con el objeto de presentar recomendaciones regionales para África antes del Foro Interreligioso del G20.
El Foro, cuyas inscripciones ya están abiertas, se celebrará en Riad (Arabia Saudí) del 13 al 17 de octubre.
En esta reunión virtual, se escucharon las conclusiones de cuatro grupos de trabajo encargados de examinar la forma de aliviar el hambre, proteger el medio ambiente y aliviar la carga de la deuda. Un último grupo de trabajo formuló recomendaciones sobre la promoción de medidas de salud pública tras la pandemia de COVID-19.
En África, se han registrado casi 1,4 millones de casos de coronavirus y 32.626 muertes, lo que representa el 5% de todos los casos mundiales y el 3% de las muertes.
La profesora Katherine Marshall, Directora Ejecutiva del World Faiths Development Dialogue, y miembro del Consejo Consultivo del Foro Interreligioso del G-20, destacó la importancia de las consultas de este foro, ya que ayudarán a dar forma a una serie final de recomendaciones a los líderes mundiales que asistan a la próxima Cumbre de Líderes del G-20 en Riad, en noviembre.
"A lo largo de los años, los líderes del G20 han subrayado repetidamente que África debe ocupar un lugar central en la agenda", dijo Marshall. "Existen innumerables esfuerzos para abordar los múltiples desafíos a los que se enfrenta África y que son relevantes para el proceso del G20". Entre ellos, hay preocupaciones muy específicas sobre las crisis económicas y sociales, así como las crisis sanitarias, que exigen grandes esfuerzos financieros y los líderes del G20 están claramente en el centro de esos esfuerzos. Entre ellas, se encuentran las medidas relativas a la deuda, pero también la importante reformulación de los acuerdos financieros actuales y la nueva financiación para ayudar a los países y a las comunidades a hacer frente a la situación".
Las consultas -que ya han dado lugar a recomendaciones para Asia y la Región Árabe- han contado con el apoyo del KAICIID, con aliados clave como la Asociación del Foro Interreligioso del G-20, la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas y el Comité Nacional para el Diálogo Interconfesional e Intercultural de Arabia Saudí.
La seguridad alimentaria es una cuestión a largo plazo
El grupo de trabajo sobre la mitigación del hambre instó al G-20 a que alentara a los gobiernos nacionales a hacer hincapié en la educación interreligiosa e interconfesional como una importante estrategia a largo plazo para luchar contra las condiciones que producen pobreza y hambre, como los conflictos. También recomendaron que las organizaciones religiosas pudieran asociarse con las instituciones gubernamentales para crear centros comunitarios agrícolas que pudieran aplicar respuestas en materia de seguridad alimentaria.
"El hambre es una cuestión de emergencia, la seguridad alimentaria es una cuestión a largo plazo", dijo el Dr. Renier Koegelenberg, miembro de la Junta del Centro de Desarrollo y Diálogo del Cabo Trust en Sudáfrica.
Koegelenberg añadió que los gobiernos deberían aprovechar la confianza que los líderes religiosos tienen en las comunidades que pueden ayudar a prestar servicios para aliviar el hambre. "El primer punto es centrarse en la necesidad de contar con asociaciones estructuradas significativas entre las organizaciones religiosas, las comunidades religiosas y los gobiernos".
Los líderes religiosos necesitan formación adicional sobre la protección del medio ambiente
Un grupo de trabajo sobre el medio ambiente centró sus debates en la reversión del cambio climático. África es rica en recursos naturales, como tierras cultivables, agua, petróleo, gas natural y minerales. El continente alberga el 30% de las reservas minerales del mundo, el 40% del oro del mundo y hasta el 90% del cromo y el platino.
Entre las recomendaciones formuladas, figuraban la promoción de la participación de las organizaciones religiosas con sede en África en el diálogo internacional sobre cuestiones ambientales y la creación de un fondo que permita a los grupos religiosos formar a los dirigentes religiosos y sus congregaciones en materia de protección ambiental y cambio climático. El grupo pidió, además, que se estableciera el Centro Regional Africano del Fondo Verde para el Clima como un paso hacia la supervisión de los compromisos de diversos Estados africanos de centrarse en el cambio climático.
"Las organizaciones religiosas tienen un papel muy importante y central que desempeñar si se las orienta para proteger al continente de tantas cuestiones", dijo el Dr. Auwal Farouk Abdussalam, Director Adjunto de Planificación Académica de la Universidad Estatal de Kaduna (Nigeria). "El G-20 debería ayudar a crear un fondo que permita a las organizaciones religiosas tener acceso a dinero para formar a los dirigentes religiosos en cuestiones ambientales que luego transmitan a sus congregaciones", continuó diciendo. "Esto ayudará a establecer o concienciar sobre las cuestiones ambientales en todo el continente".
Las comunidades religiosas pueden combatir la desigualdad de ingresos
Durante la reunión virtual, los miembros del grupo de trabajo también esbozaron las formas de ayudar a los países de África a convertirse en economías sostenibles. Entre ellas figuraban el fomento de los conocimientos especializados y el desarrollo, y la colaboración con comunidades religiosas para construir una economía mundial basada en principios de solidaridad, con los que combatir la desigualdad de ingresos.
Al analizar el modo de reforzar a las instituciones africanas tras la pandemia, los participantes destacaron la importancia de fortalecer el acceso al empleo, la atención de la salud y los alimentos para ayudar a los más vulnerables a superar los problemas sociales y económicos relacionados con el COVID-19.
Las comunidades religiosas son fundamentales para la respuesta al COVID-19
El grupo de trabajo sobre el COVID-19 realizó recomendaciones en las que se pedía a los gobiernos y a los organismos internacionales que encontraran formas más eficaces de trabajar con los consejos ecuménicos, los agentes religiosos y otras organizaciones en el desarrollo y la aplicación de las políticas relativas al COVID-19. Otra de las recomendaciones hizo hincapié en la necesidad de que los funcionarios públicos comprendieran los requisitos de las diferentes tradiciones religiosas con respecto al culto durante la crisis.
"Hay muchas cosas en las que las comunidades religiosas pueden ayudar, además de la gestión, además de llegar a la gente", dijo Adesina Olukanni, Investigador senior del Centro Internacional de Estudios de Derecho y Religión. "Es necesario involucrar a los líderes religiosos en la gestión de los asuntos relacionados con la pandemia. Los gobiernos deben trabajar con estos líderes religiosos".
El profesor Dr. Cole W. Durham, presidente de la Asociación Interreligiosa del G20, dijo que las organizaciones interreligiosas podrían desempeñar un papel principal en la próxima Cumbre del G20.
"Encontrar soluciones para los desafíos existentes en África debe ser una de las metas más altas de los líderes del G20. En general, el G-20 no puede considerarse un éxito si no consigue afrontar los desafíos de África de un modo significativa. Al trabajar en esta consulta regional en particular, hemos sido especialmente conscientes de lo mucho que está ocurriendo en la región, y nuestra mejor esperanza es aprovecharlas y apoyar la amplia labor que ya está en marcha".
"No se pueden lograr soluciones significativas sin movilizar la fuerza, las sinergias y la confianza que se pueden conseguir mediante la coordinación con las comunidades religiosas que desempeñan un papel tan importante en la vida del continente africano", añadió.