El discurso del odio y la convivencia pacífica son opuestos que no pueden existir juntos, declaró la semana pasada Sayyed Ali El-Amine, autoridad religiosa y erudito libanés, al canal de noticias Al-Arabiya.
En su comparecencia en el segmento "Pregunta directa" del canal de noticias, El-Amine destacó la importancia de la labor del KAICIID para promover el diálogo interreligioso en todo el mundo y frenar la creciente ola de discursos de odio.
Reunir a diversos líderes religiosos, miembros de distintas culturas y líderes políticos es una "visión moderna" de la convivencia pacífica, afirmó. El diálogo interreligioso aboga por una humanidad mejor, ensalza los principios de la reconciliación y reduce las diferencias, especialmente en un mundo plagado de racismo y nacionalismo creciente.
Aprovechar las redes sociales para la paz
Según El-Amine, las identidades religiosas y sectarias en la región árabe, así como en el resto del mundo, se utilizan a menudo para justificar la violencia y el odio en Internet.
Hasta ahora, las plataformas de medios sociales no han conseguido combatir la incitación al odio contra grupos minoritarios ni contratar suficiente personal local para sofocar el sectarismo religioso en la región. Por ejemplo, un informe reciente de Politico señalaba que el puñado de personal nativo de Facebook en Afganistán ha tenido dificultades para moderar el contenido de 5 millones de usuarios mensuales, lo que ha dado lugar a la eliminación de menos del uno por ciento de la incitación al odio.
"Sólo podemos promover la convivencia pacífica entre naciones y pueblos oponiéndonos al discurso del odio, que pretende destruir las relaciones pacíficas en las sociedades humanas", afirmó El-Amine. "El discurso del odio apoya la incitación a la violencia, discrimina a las personas y contradice el respeto por los derechos de los demás. También es una fuente de extremismo y terrorismo. Debemos esforzarnos por hacerle frente difundiendo una cultura que apele a la fraternidad humana, la moderación y el fomento de la paz."
El-Amine señaló el trabajo del KAICIID con aliados y plataformas de diálogo para desarrollar soluciones efectivas a la incitación al odio en línea, así como para formar a líderes religiosos y jóvenes en la promoción de la paz en las plataformas digitales. En lugar de "soluciones analgésicas temporales", enseñar a los usuarios a aprovechar los medios sociales para la paz es mucho más sostenible y tiene un impacto a más largo plazo, añadió.
El poder del diálogo
Por encima de todo, dice El-Amine, ideas como la tolerancia y la reconciliación tienen que bajar de las torres de marfil filosóficas a las situaciones de la vida real sobre el terreno, especialmente cuando se trata de los jóvenes. La cultura del diálogo que el KAICIID y sus socios se esfuerzan por crear puede reforzar el respeto y la cohesión social, un modelo que ya se está copiando en foros internacionales y en países de todo el mundo, añadió.
"Reunirme con los miembros del KAICIID -independientemente de sus sectas, religiones y culturas- me recordó el sagrado hadiz: "Para quienes se amen unos a otros en aras de Mi Gloria, habrá asientos de luz el Día de la Resurrección".
Promover valores de diálogo y paz
Según El-Amine, el diálogo interreligioso puede unir a personas de todos los rincones de la tierra, en pos del bien común y con el fin de curar las heridas de la diferencia, especialmente ahora que el mundo se enfrenta a grandes confrontaciones globales.
El-Amine afirma que las plataformas de diálogo del KAICIID se basan en el objetivo de promover el respeto y el entendimiento entre los seguidores de religiones y culturas de todo el mundo. Durante una década, el Centro y sus aliados han animado a miles de personas a estrechar los lazos de cooperación y afirmar los valores de la paz y la seguridad en todo el mundo. Esto es vital para hacer frente a las oleadas de exclusión y marginación que, en última instancia, conducen a un único fin: la violencia y el conflicto.
Por el contrario, añadió, sólo hay una solución a los problemas y retos a los que se enfrenta el mundo actual: la vía del diálogo, la vecindad y la coexistencia pacífica.