Los sitios históricos y arqueológicos, junto con las esculturas, los monumentos y los manuscritos antiguos, son un testimonio de nuestra diversidad y nuestra compleja historia. También son el reflejo de los logros de nuestros antepasados. A lo largo de la historia, invasores y extremistas han intentado demolerlos con el objetivo de aniquilar la memoria colectiva de las naciones e imponer sus reglas. Los ejemplos de todo el mundo incluyen incidentes recientes. En 2001, un grupo extremista de Afganistán demolió dos antiguas esculturas de Bamiyán. En 2015, el llamado Estado Islámico destruyó sitios arqueológicos en Palmira, Siria.
Ante el aumento de los ataques a lugares religiosos e históricos y la creciente violencia en nombre de la religión, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó en 2021 una resolución para proteger los lugares religiosos, con el objetivo de garantizar también la tolerancia. La resolución, propuesta por Arabia Saudí en nombre de once estados árabes y otros nueve países, afirmaba que "los lugares religiosos son representativos de la historia, el tejido social y las tradiciones de los pueblos de todos los países y comunidades de todo el planeta y deben ser plenamente respetados como lugares de paz y armonía donde los fieles se sientan seguros para practicar sus rituales."
A través de su proyecto Diálogo 360, el KAICIID ha apoyado varias iniciativas en la región árabe para proteger el patrimonio y los lugares históricos. En estas iniciativas, los lugares se han utilizado para promover el diálogo interreligioso, la coexistencia y la tolerancia, recuperando el recuerdo de épocas en las que la diversidad era respetada y tolerada.
En Egipto, el Centro de Medios de Comunicación Ibrahimia (IMC) puso en marcha la iniciativa "Sitios de Paz de Alejandría" para dar a conocer los sitios arqueológicos e históricos de la ciudad. El proyecto pretende reconstruir la convivencia armoniosa entre los distintos grupos religiosos de Alejandría.
El proyecto incluyó seis talleres sobre convivencia dirigidos a jóvenes, seis viajes a sitios de paz con participantes musulmanes y cristianos, así como con participantes no egipcios, y se organizó un seminario sobre la convivencia, llamado "Alejandría, testigo de la paz".
El coordinador Sameh Megalaa explica que el proyecto trabaja en la promoción de sitios arqueológicos de épocas de convivencia ejemplar para recordar la cultura de aceptación que existía en su ciudad. "Ahora hay una cultura populista que cree que hay que rechazar los sitios construidos por otras culturas o grupos religiosos", dice. Sin embargo, en el pasado, “todo el mundo se adaptaba, ya que se puede encontrar una mezquita construida en las inmediaciones de tres iglesias diferentes pertenecientes a las iglesias anglicana, copta y armenia. Esto demuestra la antigua cultura de coexistencia que había".
Las iniciativas utilizaron las plataformas de los medios sociales para difundir imágenes que fomentan la cultura de la tolerancia y desacreditan la segregación. Las redes sociales también fueron un canal para compartir los antecedentes históricos de los sitios arqueológicos.
Sameh dice que los líderes religiosos fueron socios clave en el éxito del proyecto, especialmente porque algunos de ellos les concedieron acceso incondicional a estos sitios y les proporcionaron datos históricos.
Sensibilizar a los niños tunecinos
En Túnez, desde la revolución de diciembre de 2010, se está llevando a cabo un esfuerzo similar con el objetivo de concienciar sobre la diversidad. En medio de la agitación política, las organizaciones de la sociedad civil han llevado la pesada carga de promover el diálogo interreligioso, la convivencia y la tolerancia. En el país viven varios grupos minoritarios, y aunque están plenamente protegidos por la ley, la plena convivencia social parece aún lejana. La compleja evolución política regional también ha ensombrecido el esfuerzo por valorar a todos los grupos minoritarios.
Túnez cuenta con una de las sinagogas más antiguas del norte de África, El-Ghriba, en la isla de Djerba, que recibe visitas de judíos de todo el mundo. Otros grupos minoritarios son los cristianos, los ibadíes y los bahá'ís.
Teniendo en cuenta la compleja dinámica del país, la Asociación Tunecina de Apoyo a las Minorías, en colaboración con el KAICIID, puso en marcha su proyecto "Youth Educate Youth (YEY)" para implicar a los jóvenes en la concienciación de la importancia de proteger el patrimonio cultural y salvaguardar los lugares religiosos en las regiones de Djerba y Cartago. La organización produjo dos cortos documentales sobre los lugares religiosos del país, centrándose en los lugares históricos pertenecientes a judíos, cristianos e ibadíes en Djerba y Cartago.
La coordinadora del proyecto, Rawdha Seibi, cree que "suscitar una conversación sobre la presencia histórica de todas las minorías en Túnez utilizando los yacimientos arqueológicos como prueba, ayuda a que la gente sea más acogedora con las minorías". Rawdha subraya que "las comunidades judía y cristiana estuvieron presentes en Túnez durante siglos y son nativas del país". Sin embargo, no hay mucha gente en Túnez que conozca este hecho.
La organización se dirige principalmente a los escolares, ya que Rawdha los considera "el verdadero motor del cambio". Destaca que "proteger los lugares no siempre significa protegerlos de la demolición, sino que también incluye impedir que las autoridades conviertan estos lugares en lugares para otras actividades".
En cuanto al papel de los líderes religiosos, Rawdha afirma que el proyecto ha colaborado estrechamente con líderes cristianos, judíos y musulmanes, incluido el muftí de Túnez, que ayudó a aportar conocimientos históricos.
Rawdha afirma que es un largo camino para alcanzar una auténtica cultura de aceptación y tolerancia. "La reacción en los medios sociales respecto a los documentales sigue fluctuando entre el apoyo a la iniciativa y la crítica", afirma. Para ella, "imponer una ley que penalice la incitación al odio es fácil en un país como Túnez, pero cambiar la mentalidad y las normas sociales de la gente es un verdadero reto".
La diversidad argelina en las redes sociales
En Argelia, donde también viven diferentes grupos étnicos, Aicha Wided Sengouga puso en marcha su proyecto "Mirathe" [Mi patrimonio] para contar historias acerca de lugares históricos y religiosos de Argelia. Utiliza las plataformas de las redes sociales para difundir las fotos y los gráficos que produce con información sobre el lugar para recordar la diversidad de Argelia.
El proyecto publicó siete ilustraciones con catedrales y mezquitas. Mirathe también publicó dos vídeos y colaboró con la revista Tourathy (mi patrimonio).
"Los jóvenes, incluido yo mismo, no fuimos educados para conocer Argelia como un país diverso, con diferentes grupos étnicos y religiosos", dice el coordinador del proyecto, Sengouga. Por eso quería promover la diversidad mediante el arte, la fotografía y las narraciones.
"Preservar los lugares históricos y religiosos debería ser tan importante como proteger la vida humana", afirma Sengouga. Explica que proteger estos lugares es un acto de protección de la memoria colectiva del pueblo.
Sengouga se enfrentó a diferentes retos, como encontrar fuentes fiables de información sobre los lugares. También se enfrentó a retos logísticos, como llegar a estos lugares, ya que están situados en zonas de difícil acceso.
Sengouga recibe comentarios alentadores en Facebook, principalmente de jóvenes que aprenden sobre la diversidad y de minorías que se sienten escuchadas y vistas a través de su proyecto. Un usuario escribió: "Que Dios te bendiga por introducir la cultura cristiana en Annaba", añadiendo que la ignorancia sobre la cultura cristiana estaba muy extendida.
El KAICIID también apoyó otras iniciativas, como otra en Argelia titulada "Maqamat al-Salam", que se puso en marcha en cooperación con la Fundación Mediterránea para el Desarrollo Sostenible "Djanat Al Arif". La iniciativa dio su apoyo a los esfuerzos gubernamentales para preservar el patrimonio y los lugares culturales y religiosos, como mezquitas de diversas confesiones, iglesias, sinagogas y santuarios. La iniciativa trabajó en la creación de una base de datos de estos lugares junto con una aplicación móvil para facilitar el acceso a la información sobre los sitios.
En toda batalla por preservar el patrimonio para las generaciones venideras hay soldados desconocidos. Si no fuera por los pocos y valientes activistas malienses, el mundo no habría visto los históricos manuscritos islámicos de Tombuctú, la ciudad de los 333 santos.