Zaid Bahraluloom cree que la definición de ciudadanía en Irak está cambiando. Hoy en día, dice, la mayoría de los iraquíes quieren los mismos derechos y responsabilidades para todos, con el fin de crear un país donde todos puedan realizar sus sueños.
Irak cuenta con un rico tapiz de identidades distintas que incluye a personas de las confesiones bahá'í, cristiana, mandea, musulmana, yarsani y yazidí. Para Zaid, el pluralismo religioso y cultural es una forma de vida importante y necesaria.
Nacido en 1981 en Bagdad, Zaid creció en Al-Najaf, una ciudad del centro-sur de Irak. Mientras estudiaba en la universidad, empezó a estudiar en la Hawzah, un seminario para clérigos musulmanes chiíes. "La Hawzah es el cenit de los estudios religiosos chiíes", dijo. "Siempre ha apoyado los principios humanitarios". Zaid aplica estos mismos principios a su propia labor interreligiosa en la Academia Al-Balaghi.
Según el Proyecto Borgen, una iniciativa con sede en Estados Unidos para llamar la atención política sobre la pobreza mundial, el énfasis excesivo en la enseñanza religiosa está causando conflictos en la población iraquí. El sistema educativo iraquí fue revisado en 2008, cuando introdujeron nuevas normas que daban prioridad a la educación islámica. Esto dio lugar a una distribución desigual de la educación religiosa en el país, dado que las minorías religiosas no tuvieron la oportunidad de recibir formación sobre sus propias religiones.
En 2017, Zaid fue nombrado para formar parte del Programa de Becas del KAICIID. Sabiendo que Irak es un país tan diverso desde el punto de vista religioso, le parecía incongruente que los seguidores de otras tradiciones religiosas estuvieran excluidos de la composición metodológica de la enseñanza religiosa del país.
“Existen otras religiones, queramos o no", dijo, y explicó que el pluralismo religioso en la educación es importante. "Todas las religiones tienen el mismo objetivo y honran los mismos valores humanos que son casi universales.”
En la actualidad, como investigador del Instituto Bahr al-Uloom de Al-Najaf, está al frente del asesoramiento a los responsables políticos y a otras partes interesadas del sistema educativo iraquí. El instituto se basa en la promoción para comprometer y motivar a las partes interesadas a aceptar la vitalidad de las perspectivas religiosas pluralistas dentro de la educación local.
Invitando a figuras influyentes del Ministerio de Educación, a líderes de opinión, a educadores, a organizaciones que trabajan en el ámbito de la educación y a personas directamente implicadas en la elaboración de planes de estudios a formar parte de la programación del instituto, Zaid trabaja para crear una conciencia colectiva que aborde la necesidad de un plan de estudios más inclusivo desde el punto de vista religioso en la escuela. Espera que el Instituto Bahr al-Uloom pueda crear un amplio y poderoso consenso en torno a la idea de la inclusión religiosa en las escuelas iraquíes.
“El proceso de unir a las partes interesadas en torno a la idea del pluralismo en la educación es lento", admite Zaid. Sin embargo, no se deja intimidar, inspirado por una visión de la educación religiosa que se adapta a todos los componentes de una sociedad iraquí diversa. "Trabajamos para cambiar la educación religiosa actual por una que se adapte a los cristianos, yazidíes, sabios, mandeos, musulmanes suníes y chiíes... a todos. También estamos trabajando para crear una atmósfera de paz civil, de aceptación del "otro" y de convivencia pacífica entre todas las personas. Nos dirigimos a los niños de primaria, secundaria y bachillerato, y queremos inculcar en sus corazones el amor por "el Otro"", explicó.
Zaid cree que la defensa de la diversidad religiosa viene impuesta por dos factores: el sentido común y la fe. "Todas las religiones seguirán existiendo, queramos o no", dijo. "Y, además, como musulmán y chiíta, si me remonto a mis fundamentos religiosos, veo que en ninguna parte de los textos sagrados chiítas, ni en ninguna otra parte del Islam, se nos pide que oprimamos a los seguidores de las distintas religiones".
En cambio, Zaid cree que su religión le invita a convivir con "el Otro" y a complementarlo. "Si queremos convivir, tenemos que aprovechar la diversidad de forma positiva", dijo. "Todas las religiones vilipendian la mentira, todas las religiones honran el alma humana, todas las religiones honran la sangre humana, todas las religiones prohíben la transgresión de las leyes relativas a la tierra o la riqueza de otra persona".
Zaid afirma que se siente alentado por los avances sociales logrados en su país y que los iraquíes modernos empiezan a abrazar la inclusión religiosa.
“Si pudiéramos trazar el progreso desde 2003 hasta hoy, veríamos que la conciencia colectiva de la sociedad iraquí ha crecido y ha cambiado para mejor. Esto es cierto para todo el país, así como para la gente de Al-Najaf.”
De cara al futuro, Zaid está decidido a ayudar a resolver la cuestión del desarrollo del programa de estudios religiosos. Se alegra de haber promovido un análisis serio del tema, llevándolo a un nuevo nivel, mientras que antes se pensaba que era tan nebuloso y complejo que pocos se atrevían a abordarlo, y mucho menos a enfrentarse a él.
Junto con su primo Haydr, otro ex alumno del Programa de Becas, que también es director del Centro de Cultura e Investigación de Al-Najaf y director de la Cátedra de Diálogo de la Fundación Benéfica Bahr Al-Uloom, Zaid se felicita de haber sido uno de los primeros en contribuir a este debate. "Fuimos nosotros los que rompimos esa barrera, al menos en Al-Najaf", dijo.
Habiendo tenido el valor de poner este tema vital en primer plano, Zaid sigue siendo optimista en cuanto a que se ha superado con éxito el primer paso para llevar la educación religiosa pluralista desde los reinos de la posibilidad teórica a una realidad práctica.
Este artículo forma parte de una serie más amplia sobre los cinco años del Programa de Becas. Más información, aquí.