Tras una guerra devastadora, la República Centroafricana (RCA) se ha visto sumida en una nueva crisis. Su presidente ha ganado cinco años más en el poder, pero una nueva coalición de grupos armados continúa lanzando ataques en todo el país, infligiendo aún más traumas a la población civil, después de décadas de agitación.
El país no sólo se ve afectado por la falta de seguridad, sino que todo el escenario referente a los medios de comunicación también se enfrenta a graves problemas. La necesidad de contar con fuentes de noticias fiables es fundamental. El periodismo deficiente puede avivar las llamas de la hostilidad entre las diferentes etnias y brindar una plataforma para el discurso del odio, lo que también favorece a los crímenes atroces.
Sin embargo, cuando se informa con integridad ética y rigor, el periodismo tiene la capacidad de dar un poder a los ciudadanos, para que pidan cuentas a las élites y tomen decisiones juiciosas sobre sus propias vidas y la sociedad en su conjunto. Al recurrir a fuentes transparentes y fiables que fomenten la confianza, los medios de comunicación pueden contrarrestar la retórica divisiva y las incitaciones a la violencia con mensajes de reconciliación, unidad y diálogo constructivo.
En resumen, un buen periodista puede ser un buen constructor de la paz.
Con este telón de fondo, el Centro Internacional de Diálogo (KAICIID) está apoyando una organización en la República Centroafricana llamada Red de Periodistas por la Paz para combatir el discurso de odio y reducir los conflictos. El objetivo es fortalecer la capacidad, las aptitudes y la alfabetización en materia de prevención de conflictos de los periodistas de esta red, a medida que informan sobre las repercusiones de las hostilidades y los traumas. En la actualidad, la red cuenta con unos 400 miembros: periodistas centroafricanos que trabajan en la radio, la televisión y la prensa escrita en la capital, Bangui, y en una docena de ciudades más de todo el país.
Informando sobre los traumas relacionados con el conflicto
Fundada en 2018 y conocida por su nombre francés, Le Reseau de Journalists de Sensibilisation Conflit, la red ha organizado recientemente un taller especial sobre ética de los medios de comunicación en Bangui. El curso de tres días reunió a los periodistas miembros con expertos médicos, funcionarios estatales, profesores universitarios y ex miembros de grupos armados. Los participantes elaboraron un código de conducta y ética y recibieron formación para cubrir los traumas relacionados con los conflictos, es decir, los daños psicológicos resultantes de experiencias profundamente angustiosas o actos violentos.
"La red forma parte de un impulso a nivel nacional para luchar contra las actitudes y los mensajes de odio, que se han convertido en un verdadero peligro para la supervivencia de la República Centroafricana", comenta Boris Yakoubou, experto del KAICIID en la República Centroafricana. "La cuestión del trauma posconflicto se ha convertido en algo verdaderamente recurrente, dadas las repetidas crisis armadas por las que ha pasado el país".
A finales del año pasado, el KAICIID prestó apoyo a un curso práctico para mejorar la competencia de los periodistas que cubren estos temas tan difíciles, aclarando cuestiones en torno a la noción de trauma y explicando cómo ese dolor psicológico puede afligir tanto a las personas como a las comunidades, así como su consiguiente impacto en la sociedad en general.
Los participantes examinaron la manera de informar con sensibilidad sobre la violación, que se ha convertido en una forma generalizada de violencia relacionada con los conflictos en la República Centroafricana y que a menudo se utiliza para aterrorizar a las comunidades. En 2019, el personal de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas verificó 322 incidentes de violencia sexual relacionada con el conflicto en el país, aunque las misiones de vigilancia suelen verse obstaculizadas por los ataques de los grupos armados y las dificultades para identificar a las víctimas debido al desplazamiento interno en gran escala.
Otros temas fueron las formas de tratar los traumas individuales, identificar los indicadores de traumas posteriores al conflicto y abordar este difícil tema como periodista.
"La capacitación se centra en informar éticamente sobre el conflicto sin sensacionalismo ni aumento de los prejuicios o el estigma", dijo Agustín Núñez-Vicandi, director del Programa del KAICIID en la República Centroafricana. "Es importante informar sobre las víctimas de traumas de una manera responsable y respetuosa que no se añada al trauma existente que estas personas han sufrido".
El módulo sobre indicadores de trauma posconflicto fue presentado por el Dr. Caleb Kette, médico superior de Bangui, que explicó cómo el trauma psicológico puede afectar la salud física, así como el bienestar mental. Explicó que, entre los factores que influyen en el impacto del trauma figuran la naturaleza y la gravedad del incidente, sus vínculos con acontecimientos anteriores y el apoyo que recibe la víctima.
Un ex combatiente ofreció su propio y poderoso testimonio de la guerra: "Personalmente experimenté este choque emocional muy violento", dijo. "Normalmente, después de nuestras operaciones... me faltó sueño durante varias semanas. A menudo tuve que tomar drogas para borrar las imágenes de mi cabeza".
Establecimiento de un código de ética para el periodismo sensible al conflicto
En otros talleres se exploró la importancia de identificar el trauma durante las asignaciones periodísticas, así como de destacar el papel que puede desempeñar la justicia para aliviar el trauma de la violencia relacionada con el conflicto.
También se alentó a los participantes a que hicieran una lluvia de ideas sobre propuestas clave para un nuevo código de conducta; sus normas estipulan que los periodistas deben verificar las fuentes antes de la publicación, alentar a las personas con traumas a buscar ayuda profesional, mantenerse imparciales con los candidatos electorales y abogar por un mejor apoyo de salud mental por parte del gobierno.
Estos principios son muy necesarios para los medios de comunicación de la República Centroafricana, que se enfrentan a presiones externas y deficiencias internas. El país ocupa el puesto 132 de 180 en la clasificación mundial de la libertad de prensa, peor que otros países africanos con climas difíciles para los medios de comunicación, como Tanzania, Uganda y Zimbabue. Su mala posición se debe a la creciente hostilidad de las autoridades hacia la crítica y al peligro que corren los periodistas de las facciones beligerantes, a lo que se suma la impunidad de que gozan los autores de esa violencia.
Los periódicos están inundados de rumores, campañas de desprestigio y editoriales de opinión. Publican regularmente información incorrecta e inadecuada, así como caricaturas ofensivas que pueden estigmatizar aún más a los grupos minoritarios.
Durante la pandemia, por ejemplo, las historias xenófobas en los periódicos y en los medios de comunicación social han avivado la animosidad, mientras que otras coberturas sensacionalistas siguen creando divisiones en este país ya fragmentado. Es probable que los periodistas responsables de informes inexactos o poco éticos no se enfrenten a sanciones apropiadas, mientras que las graves presiones financieras sobre los medios de comunicación dejan a algunos vulnerables a la corrupción.
"La mayor parte de la prensa privada no cuenta con financiación o subsidios estatales", explicó Yakoubou. "Además, los periodistas suelen estar a merced de los políticos u otros agentes que los utilizan con fines personales y negativos. El mejor postor, el que paga bien, siempre está bien atendido".
A pesar de estos desafíos, sigue habiendo una determinación entre los miembros de la red de derribar el statu quo y ofrecer información de servicio público significativa. "A pesar de la exigua subvención estatal anual a los medios de comunicación, los periodistas centroafricanos se esfuerzan por proporcionar a la población buena información de fuentes verificadas y creíbles", dijo Michele Mounzatela, coordinadora nacional de la Red de Periodistas para la Paz.
Habida cuenta de los bajos niveles de alfabetización del país, la radiodifusión es muy prometedora para llegar a quienes no pueden leer las publicaciones impresas. El entusiasmo por una nueva era de esfuerzo periodístico es palpable.
"La radio tiene mucho potencial en la RCA como vehículo de comunicación para difundir mensajes de tolerancia y contribuir a la cohesión social", apunta Núñez-Vicandi. "Estos periodistas están entusiasmados por ser parte de esta red. Hay una gran sed de buenas prácticas y colaboración para asegurar que este taller tenga un efecto generalizado en todo el país".
¿Quiere saber más sobre lo que los miembros de los medios de comunicación, los líderes religiosos y los políticos pueden hacer para detener el discurso de odio? Descargue la Guía rápida del KAICIID para la prevención de la incitación al odio.