La Junta Directiva multirreligiosa del Centro Internacional de Diálogo (KAICIID) se ha sumado a los dirigentes religiosos de Nigeria para pedir el fin de la violencia tras los ataques y secuestros dirigidos contra las comunidades religiosas del país.
Según Noticias del Vaticano, el pasado 27 de diciembre, unos hombres armados secuestraron al Reverendo Moses Chikwe, Obispo Auxiliar de la Diócesis de Owerri, en Nigeria, junto con su chófer.
Este secuestro es el último de una serie de secuestros y asesinatos en Nigeria en los que están implicados los cristianos.
El 24 de diciembre, los medios de comunicación informaron de un ataque a un festival de Navidad en la aldea de Pemi, en el estado nigeriano de Borno, que provocó la muerte de siete cristianos y el secuestro de otros siete, incluido un pastor, así como el incendio de una iglesia.
Nueve días antes, el Padre Valentín Ezeagu, sacerdote de la Congregación de Hijos de María Madre de la Misericordia, fue secuestrado en el Estado de Imo cuando se dirigía al funeral de su padre, y fue liberado al día siguiente.
En noviembre, el Padre Matthew Dajo, un sacerdote nigeriano de la Arquidiócesis de Abuja, fue secuestrado y liberado después de diez días de cautiverio.
Nigeria ha sufrido frecuentes secuestros este año, incluido el de 300 estudiantes hace unas semanas, que se atribuyó a los extremistas de Boko Haram.
En una declaración publicada en Facebook el 29 de diciembre, el arzobispo Ignatius Kaigama de Abuja recordó a sus compatriotas nigerianos que no hay justificación para la violencia. "Independientemente de la tasa de desempleo y de pobreza, los compatriotas deben dejar de secuestrar a sus semejantes por dinero, y mucho menos para quitarles la vida, porque toda vida humana es sagrada", escribió.
La Junta del KAICIID se ha hecho eco de estos sentimientos con la siguiente declaración:
“Nos entristece profundamente conocer los violentos ataques contra las comunidades religiosas de Nigeria, la destrucción de los lugares sagrados y los secuestros de los residentes en Pemi, del obispo Moses Chikwe, de su chófer,d el padre Valentine Ezeagu y otros secuestros de clérigos, durante lo que ya ha sido un año inmensamente difícil. Nos sumamos a los dirigentes religiosos de Nigeria para pedir la liberación sin condiciones de todas las víctimas de secuestro que siguen retenidas y el fin de la violencia y los conflictos. Todos tienen derecho a practicar el culto en paz bajo la supervisión pastoral de sus líderes religiosos.
"También instamos a los dirigentes religiosos, a las autoridades locales y nacionales y al pueblo de Nigeria a que se reúnan tras estos terribles acontecimientos y a que resuelvan las diferencias mediante una búsqueda unida del diálogo, la paz y la justicia.”