Un rabino holandés y un boxeador marroquí caminan por las calles de Ámsterdam - lo que puede sonar como el comienzo de un chiste es la base de una de las asociaciones interreligiosas más poderosas de los Países Bajos.
Por un lado, un destacado líder de la comunidad judía de Holanda, el rabino Lody B. van de Kamp, ex político y miembro del Consejo de Liderazgo Judío Musulmán apoyado por el KAICIID. Por el otro lado, Said Bensellam recuerda haber sido un joven marroquí del distrito de Bos en Lommer, que se encontraba sin rumbo antes de ser admitido en la escuela local de kickboxing. Hoy en día es un joven trabajador hecho a sí mismo y un modelo a seguir para su comunidad, habiendo sido votado "Amsterdamer del año" en 2007.
Juntos forman el dúo "Said y Lody", y trabajan juntos para luchar contra el antisemitismo y la islamofobia en su comunidad, en una asociación inclusiva forjada en los ardores del odio y la discriminación.
Bensellam y van de Kamp recuerdan su primer encuentro debido un saludo nazi.
En 2010, mientras van de Kamp era director de una escuela judía ortodoxa en Ámsterdam, recibió quejas de estudiantes que sufrían discriminación y calumnias raciales durante trayecto a casa desde el colegio. Para comprobarlo por sí mismo, van de Kamp y un compañero llevaron un equipo de grabación durante un paseo de 10 horas por las calles de Ámsterdam. Ambos llevaban puestos sus kipás tradicionales (cubre-cabezas para hombres judíos).
Durante el paseo, sufrieron dos episodios explícitos de odio. Al principio, los insultaron. Luego, un adolescente se detuvo delante de sus amigos y levantó su brazo haciendo un saludo nazi mientras miraba a van de Kamp.
El incidente fue noticia nacional y provocó nuevos debates sobre la integración, el antisemitismo y los musulmanes en la sociedad holandesa. Al ver esto en su casa, Bensellam decidió que tenía que hacer algo en nombre de su comunidad.
"Said y Lody" usan su singular amistad para transformar los estereotipos negativos sobre los judíos y los musulmanes en Ámsterdam
"Después de hablar con las autoridades holandesas, recibí una segunda llamada sobre el vídeo", dijo van de Kamp. "Era Said y me preguntaba, '¿cómo podemos resolver esto juntos?'" Después de una larga charla, Bensellam se acercó al adolescente, animándolo a reunirse con van de Kamp y, luego, propició la reconciliación entre ellos.
Este incidente supuso el comienzo de una fructífera asociación que ya lleva 10 años. Pero, a veces, Bensellam y van de Kamp admiten que se han enfrentado a una batalla difícil. En la última década, los Países Bajos han tenido que enfrentarse a numerosos incidentes públicos de antisemitismo e islamofobia. Judíos y musulmanes se han encontrado ante peligros tanto físicos como simbólicos de amplios sectores de la sociedad.
Según los expertos, el antisemitismo y la islamofobia no son fenómenos distintos, sino que, a menudo, se alimentan mutuamente en una retorcida hélice de odio. Por ejemplo, el antisemitismo dentro de la comunidad musulmana puede exacerbar la islamofobia en la sociedad holandesa en su conjunto y, a su vez, envalentonar a elementos del público para que expresen una retórica antimusulmana y antisemita al mismo tiempo.
Desde el principio, la principal motivación de Bensellam y van de Kamp ha sido asegurarse de que no se permita que la hostilidad se encone en sus comunidades. "¿Cómo podemos asegurarnos de que no surjan las hostilidades? ¿Que el odio no crezca?" preguntó van de Kamp. "Nuestra respuesta fue que nuestras comunidades no se conocen la una a la otra."
Bensellam y van de Kamp comenzaron con su propia amistad e invitaron a otros a unirse a ellos. También contactaron con los jóvenes de cada una de las comunidades que estaban en riesgo de exclusión y discriminación. Trabajando con escuelas, agencias gubernamentales e instituciones religiosas, los dos hombres encontraron una actitud y recibimiento muy positivos para trabajar juntos en ambos lados.
En la última década, van de Kamp dice que ha habido innumerables historias de inclusión y reconciliación. Una de ellas, cuando se encontró a un grupo de niños musulmanes jugando al fútbol en uno de los históricos cementerios judíos de Ámsterdam, "Said y Lody" les tendió la mano para ayudarles a redimirse.
"La policía tomó medidas porque un cementerio no suele ser un lugar para jugar al fútbol", dijo van de Kamp, "pero cuando Said preguntó a los chicos qué estaban dispuestos a hacer para arreglar las cosas, dijeron que limpiarían el cementerio".
Bensellam y van de Kamp llevaron la oferta un paso más allá, e invitaron a 20 jóvenes judíos a unirse a los 20 jóvenes musulmanes en su iniciativa de limpieza. "La idea no era sólo limpiar, sino unir a las dos comunidades. Tener un proyecto común. Conocerse mutuamente mientras trabajamos ", dijo van de Kamp.
El Dr. Matthew Kaemingk, profesor de ética que ha escrito sobre las relaciones cristiano-musulmanas en el país, dice que, para defenderse de los estereotipos, la desinformación y la agresión, las diferentes subculturas religiosas de los Países Bajos deben unirse.
Refiriéndose a "Said y Lody", Kaemingk señaló: "El judaísmo y el Islam son profundamente diferentes en términos teológicos, culturales y políticos. La tentación de ignorar esas diferencias es muy real. Tienen que encontrar formas de colaborar a través de sus profundas diferencias".
Ni Bensellam ni van de Kamp niegan estas líneas divisorias. Aún así, enfatizan cómo su amistad ha llevado a discusiones significativas y muchas risas en el camino. "No es comedia, es sólo conversación. No es un diálogo formal, no es un sistema. Es sólo conocerse el uno al otro. Estar ahí para el otro. Cuando vives la vida juntos, es orgánica", dijo Van de Kamp.
También es contagioso. Siguiendo el ejemplo de "Said y Lody" de llegar a los demás en tiempos de crisis, un grupo de musulmanes holandeses llevó recientemente flores a un hogar de ancianos judíos para ayudar a las personas mayores que sufren de soledad debido a la pandemia de COVID-19.
Esto enorgullece a van de Kamp. "No es difícil reproducir el sistema 'Said and Lody', si quieres llamarlo así. Este tipo de trabajo no es un lujo en estos días, es una necesidad. Lo que hacemos nosotros lo puede hacer cualquiera", afirmó.
"Y", subrayó, "deberían hacerlo".
A medida que las sociedades de todo el mundo se enfrentan a los desafíos y oportunidades de la globalización, las comunidades multiétnicas y las alteraciones de la identidad nacional, la influencia de Bensellam y van de Kamp ha comenzado a extenderse también más allá de los Países Bajos.
Cuando la Dra. Amy Peloff y el Dr. Nicolaas P. Barr, de la Universidad de Washington en Estados Unidos, trajeron un grupo de 18 estudiantes de intercambio a Ámsterdam en junio de 2019, pasaron una tarde con van de Kamp. Barr cuenta que los estudiantes quedaron impresionados por su amabilidad, presencia y franqueza.
"Cuando se trata del diálogo entre comunidades, creo que lo que el rabino Lody encarna es la voluntad de mostrarse de una manera real con y hacia los demás", comenta Barr.
Barr dice que, aunque esto no resuelve todos los desacuerdos de un modo mágico, "muestra una voluntad de escuchar de dónde viene la gente, y de construir relaciones con los demás, incluso si no estás de acuerdo en todos y cada uno de los temas".