Como los únicos niños sikh que llevaban turbantes en el sur de Texas en los años 80, Simran Jeet Singh y sus tres hermanos destacaban sobre el resto.
"La gente siempre trataba de darnos sentido", comenta. "Teníamos una apariencia distinta y tuvimos que aprender desde pequeños a responder a las preguntas sobre nuestra fe y tradiciones."
Los padres de Simran plantearon el estatus de minoría visible de sus hijos no como una carga, sino como una oportunidad para romper los estereotipos y ser buenos embajadores de la comunidad sij, algo que hicieron a través de los deportes.
"El hecho de que lleváramos o no turbantes no le importaba a la gente si éramos buenos en el baloncesto, el fútbol, el béisbol, o el fútbol americano. Los deportes nos ayudaron de verdad a parecer iguales sobre el terreno", recuerda Simran.
La buena voluntad que la familia de Simran había cultivado a través de las ligas deportivas de San Antonio, la escena interreligiosa y otros canales de contacto en su comunidad ayudaron a protegerlos durante algunos de los días más difíciles de Estados Unidos. Después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, los sijs con turbante se convirtieron en blanco de crímenes xenófobos en todo el país. Simran estaba en la escuela secundaria en ese momento y su familia participó en conferencias telefónicas con otros sijs para discutir lo que estaba sucediendo y lo que podían hacer.
"Nos dimos cuenta de que no era efectivo o útil abordar sólo las preocupaciones de nuestra comunidad. Necesitábamos abordar estos temas en su núcleo. Eso significaba trabajar conjuntamente con las comunidades musulmana, árabe y otras", comenta.
Estas conferencias telefónicas ayudaron a dirigir a Simran hacia una carrera en el diálogo interreligioso e intercultural. También lanzaron la Coalición Sij, una organización de derechos civiles con sede en Nueva York, en la que Simran es ahora una de las principales religiosas.
La Coalición Sij trabaja para proteger los derechos civiles y humanos de todas las personas, incluido el derecho a practicar la fe sin temor.
"Comenzó como un mecanismo para proteger nuestra supervivencia, para asegurarnos de que no todos muriéramos en ataques de odio racista. Desde entonces, hemos expandido nuestras acciones para ser proactivos también. Hemos trabajado para aprovechar el espíritu sij del activismo y la participación e ir más allá de los marcos de victimización que nos retratan como objetivos pasivos sin liderazgo", dice Simran.
La Coalición Sij tiene un equipo de educación que trabaja para incluir el este credo en el plan de estudios de las escuelas y un equipo de comunicaciones que difunde historias positivas sobre los sijs en la sociedad. La necesidad de ambos equipos se hizo dolorosamente obvia cuando un pistolero asesinó a seis sijs en un gurdwara, en Wisconsin, en 2012.
"La atención mediática del sijismo fue horrible, y no había suficientes sijs hablando sobre nuestra comunidad", afirma Simran sobre las secuelas del tiroteo. "Sentí la responsabilidad de dar un paso adelante y corregir las percepciones erróneas sobre nuestra fe. Eso fue lo que me inspiró a escribir una guía informativa para ayudar a los periodistas a cubrir nuestras noticias con precisión y cuando realmente empecé a hablar del sijismo públicamente".
En 2014, cuando las normas de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) obligaron a dos jugadores sijs de la India a quitarse los turbantes antes de jugar un partido, Simran lanzó una exitosa campaña mediática multirreligiosa presionando a la FIBA para que levantara la prohibición del uso del casco, lo que hizo en 2017. El hermano de Simran, Darsh, fue el primer sij con turbante que jugó al baloncesto bajo la Asociación Nacional de Atletismo Universitario de América del Norte, por lo que este esfuerzo de la Coalición Sij fue también un acto con implicación personal para él.
"Musulmanes, judíos y otros grupos se reunieron para explicar cómo la prohibición de los turbantes nos afectaba negativamente y daba forma al modo en que nuestros niños imaginan su lugar en la sociedad", afirma Simran. "Nuestro mensaje unificador fue que los deportes deberían unir a la gente, no dividirla y discriminarla. Este componente multirreligioso ayudó a mostrar que otras comunidades también formaban parte del juego".
Hoy en día Simran lleva muchos sombreros, como dice el refrán, y no todo su trabajo interreligioso es con la Coalición Sij. Asesora al gobernador de Nueva York y al Comité de Relaciones Exteriores en asuntos religiosos, imparte cursos de introducción al sijismo, el hinduismo, el islam y el budismo en universidades y seminarios, y sirve de capellán y consejero de la vida religiosa de los estudiantes.
Cuando, en 2017, se prohibió viajar a varios países de mayoría musulmana en los Estados Unidos, Simran enseñaba estudios islámicos en la Universidad Trinity de San Antonio y era asesor de la Asociación de Estudiantes Musulmanes de la escuela. Ahí fue donde inició una campaña de envío de cartas en la que animaba a los estadounidenses a contactar a los miembros de su comunidad musulmana local ofreciéndoles solidaridad y palabras de amor.
En las cartas, que se entregaron en mano a las mezquitas locales, Simran y otros ofrecieron palabras de apoyo a sus vecinos musulmanes y les agradecieron por ser una parte importante de la comunidad.
"Me sorprendió lo agradecidos que estaban", dice. "A veces lo más útil que puedes hacer es llegar a otras personas marginadas y hacerles saber que estás ahí para ellos".
Simran dice que la intolerancia y los crímenes de odio contra las minorías religiosas siguen siendo elevados en los Estados Unidos, pero que los esfuerzos para resolver este odio nunca han sido tan fuertes.
"La forma más poderosa en que esto está cambiando es a nivel de base e individual, entre personas de diferentes creencias que nunca han interactuado pero que están tratando de entender y defenderse mutuamente", indica.
imran aporta su grano de arena a través de la educación formal y la educación pública, lo que incluye escribir una columna regular para el Servicio de Noticias de la Religión que aborda las ideas en torno a la representación y abre nuevos espacios para nuevas conversaciones con sus lectores.
"No vemos mucha cobertura mediática de budistas, hindúes, musulmanes y sijs en América", señala. Estas son las comunidades que terminan siendo marginadas y cuyas historias estoy tratando de contar. A cualquiera que se sienta poco representado, trato de llevar su voz a la mesa".