Un grupo de líderes religiosos y miembros de la sociedad civil aunó esfuerzos con el fin de crear un “Equipo de Ciudadanía Común”, cuyos miembros trabajarán juntos para reconstruir y proteger a las comunidades iraquíes de los efectos del extremismo religioso y para promover la igualdad de derechos para todos.
En Erbil, el 17 y el 18 de diciembre de 2018, se congregaron 30 representantes de instituciones religiosas y organizaciones de la sociedad civil con vistas a analizar los desafíos y las oportunidades de la ciudadanía común. Los participantes provenían de todo el territorio de Irak y de casi todos los grupos religiosos y étnicos de este país de enorme diversidad histórica. Entre ellos había sunitas, chías, cristianos, yazidíes, chabaquíes, sabeos, bahaís, kakais y otros.
Muchos participantes compartieron historias inspiradoras de esperanza y convivencia, en especial de cara a la destrucción que el grupo denominado ISIS ha dejado en muchas comunidades iraquíes.
Los debates destacaron por su enfoque constructivo y su naturaleza abierta. Los participantes analizaron formas de crear un marco de ciudadanía para Irak que sea inclusivo y respete la igualdad de derechos para todos. Sus recomendaciones y comentarios atestiguaron una gran voluntad y disposición para comprometer a los responsables religiosos y políticos en un marco de ciudadanía de esas características. Los participantes sugirieron que la creación de un Equipo de Ciudadanía Común de alcance nacional en Irak promovería la cohesión social y la convivencia pacífica en el país.
El Equipo de Ciudadanía Común se ocupará del desarrollo de un plan de acción con metas claras e iniciativas concretas, y operará con el respaldo de la Plataforma para el Diálogo y la Cooperación en el Mundo Árabe, establecida por el KAICIID.
El Equipo de Ciudadanía Común se centrará en el papel que cumplen las instituciones religiosas y las organizaciones de la sociedad civil mediante su participación en el trabajo necesario para fomentar la convivencia pacífica, promover el diálogo y forjar una paz duradera en todo el país, reuniendo a los líderes religiosos con los responsables políticos para buscar soluciones comunes que conduzcan a la paz.