Discurso del Secretario General: III Conferencia Internacional sobre “Las religiones y su contribución a la concordia y a la paz”

06 Noviembre 2018
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Discurso del Secretario General del KAICIID

III Conferencia Internacional sobre “Las religiones y su contribución a la concordia y a la paz”

Lunes 5 de noviembre de 2018

Madrid, España

 

Excelencias, estimados líderes religiosos, señoras y señores:

Permítanme dar las gracias al Sheij Ul-Islam Allahshukur Pashazade, miembro de la Junta Directiva del KAICIID, y al Dr. Ali Evsen por dirigir la organización de esta conferencia por tercer año consecutivo.

Este encuentro se ha convertido en una referencia mundial por su labor de concienciación sobre las contribuciones de las comunidades religiosas a la paz.

Es para mí un placer regresar a Madrid. Quisiera, asimismo, expresar mi agradecimiento al Gobierno de España, uno de nuestros miembros fundadores, por acoger y coorganizar esta conferencia.

Apreciamos el compromiso de sus líderes con el diálogo interreligioso, especialmente a través de su continuo apoyo a la organización que represento, el Centro Internacional de Diálogo KAICIID. 

Me pidieron que hablara sobre “los problemas de las minorías religiosas que viven en otros países”. Sin embargo, permítanme que empiece por formular la frase de otra manera.

Cuando hablamos de minorías y mayorías, estamos diciendo que una parte de la población es más débil que la otra. Esto implica la existencia de ciudadanos de segunda clase que necesitan protección.

En muchas de esas sociedades existen diferentes grupos religiosos que llevan siglos conviviendo juntos. Para destacar esa convivencia pacífica, deberíamos hablar de ciudadanía común.

Si utilizamos ese término, estamos situando inmediatamente a los diferentes grupos al mismo nivel, con idénticos derechos y responsabilidades en sus comunidades, y con roles iguales hacia la construcción de una sociedad pacífica.

Si utilizamos ese término, consideramos que la diversidad aporta un valor y reconocemos que cada grupo enriquece la sociedad en la que vive.

A esto es a lo que llama la Declaración Universal de Derechos Humanos en su artículo 1: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

De modo que, en primer lugar, debemos considerar la diversidad religiosa y étnica no como un problema, sino como algo enriquecedor para nuestras sociedades. Recordemos que todos formamos parte de una familia, la humanidad, y deberíamos disfrutar de derechos de ciudadanía comunes.

Quisiera plantear dos puntos que, a mi juicio, pueden contribuir a una convivencia pacífica en sociedades diversas. El primero es que la organización interna de las comunidades y el trabajo de cohesión en ellas tienen una importancia crucial. El segundo es que el cambio debe proceder del interior de la sociedad; no se puede imponer.

Para ilustrar estos elementos, permítanme mencionar algunos ejemplos del trabajo que realizamos en el ámbito del diálogo interreligioso en todo el mundo.

  • En la República Centroafricana, donde los cristianos representan más del 80% de la población y los musulmanes en torno a un 15%, estalló un conflicto en 2013.
  • La manipulación de la religión con fines políticos y económicos provocó que aquel conflicto se convirtiera en uno de los peores desastres humanitarios de nuestro tiempo.
  • Cuando el KAICIID comenzó a trabajar en el país, nos dimos cuenta de que no podíamos hacer llamamientos en favor del diálogo interreligioso en un contexto en el que la comunidad musulmana se encontraba completamente dividida y era incapaz de colaborar con la comunidad cristiana en un frente unido.
  • Por esta razón iniciamos el diálogo intrarreligioso y organizamos una reunión en Viena en 2015. Los imanes que representaban a los dos principales grupos musulmanes acordaron unir fuerzas y trabajar conjuntamente con los cristianos.
  • Tres años después, y tras haber organizado internamente a las comunidades, estamos promoviendo el diálogo interreligioso y ayudando a establecer 16 oficinas locales de la Plataforma Interconfesional en todas las regiones del país.
  • Permítanme ahora volver a Europa, donde la islamofobia y el antisemitismo van en aumento, y donde las comunidades musulmana y judía se enfrentan a desafíos comunes para las prácticas y tradiciones religiosas que comparten ambas confesiones.
  • Recientemente se creó el Consejo Europeo de Liderazgo Musulmán-Judío con el apoyo del KAICIID. Líderes religiosos de ambas comunidades pertenecientes a 18 países trabajando juntos para afrontar los retos comunes y lograr la ciudadanía común. Una vez más, estas comunidades se han organizado y están colaborando.
  • Por último, cuando digo que el cambio debe proceder del seno de la sociedad, no puedo evitar hacer referencia a nuestra iniciativa estrella, “Unidos contra la Violencia en Nombre de la Religión”.
  • Esta iniciativa se puso en marcha en Viena en 2014, en el marco de un encuentro histórico que reunió a líderes de comunidades religiosas de todo el mundo árabe.
  • Todos ellos denunciaron con una sola voz la violencia cometida en nombre de la religión y acordaron trabajar juntos. En febrero de este año, y de nuevo en una reunión organizada en Viena, las 23 máximas autoridades religiosas de las instituciones musulmanas y cristianas del mundo árabe lanzaron la primera plataforma interreligiosa para el diálogo y la cooperación en la región.
  • Esto es un ejemplo perfecto de cooperación interreligiosa, de comunidades religiosas que lideran el cambio desde dentro y de trabajo en pos de la convivencia pacífica y la cohesión social.

El KAICIID está creando espacios para el diálogo en todo el mundo. Promovemos el diálogo entre líderes religiosos de diferentes comunidades, y también entre los líderes religiosos y los responsables políticos. Todos ustedes son conscientes de que no es posible lograr la paz sin el trabajo que realizan los líderes religiosos, especialmente en comunidades que se han fracturado por motivos religiosos.

Por nuestra parte, después de crear y apoyar tantas y tantas plataformas en todo el mundo, también sabemos que los líderes religiosos no pueden conseguir la paz por sí solos.

La clave está en la colaboración entre ellos y los responsables políticos.

Señoras y señores:

Desde un espíritu de hermandad, reconozcamos el valor de la diversidad y trabajemos juntos, desde las diferentes comunidades religiosas y con los responsables políticos, para lograr la convivencia pacífica en todo el mundo.

Muchas gracias.